Porque por estas tierras el Carnaval es más una religión que una excusa, más allá de las personas, aquí se disfrazan también los mismos pueblos, sus calles, sus días y sus noches. Bastó alargar la exposición unos segundos para apreciar cómo nuestro satélite se ocultaba bajo un suave velo que apenas ocultaba sus lunares. Brilló y bailó más que cualquier noche porque era, aquella, la noche de Carnaval.